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PERSIGUIENDO A AMY

La traslación a la pantalla de la exitosa novela ‘Gone Girl’ de Gillian Flynn conllevaba un problemática difícil de solventar incluso para un brioso de la imagen como David Fincher, y era mantener el suspense de una historia que, basada en el tramposo juego del diario y las cartas con las que la protagonista riega las pesquisas del lector detective, se queda desnuda en un formato audiovisual. El resultado ha sido aplaudido hasta el desgaste por crítica y público, como si pasasen desapercibidas sus cartas en la manga, constantes agujeros de guión y regateos insostenibles para mantener viva (y nunca mejor dicho) una trama que se desmorona una y otra vez y que la autora, también guionista para la ocasión, se esfuerza en rearmar para insuflar a este folletín de media tarde más ínfulas de las que tiene.

SINOPSIS: En el día de su quinto aniversario, la esposa de Nick (Ben Affleck) desaparece misteriosamente. Sin embargo, la romántica ginkana que Amy (Rosamund Pike) le ha preparado a su marido servirá no sólo de pistas policiales reales para averiguar lo sucedido, si no para exponer los trapos sucios del matrimonio a la opinión pública, convirtiendo a Nick en el principal sospechoso de un caso convertido en mediático de la noche a la mañana.

Que ‘Perdida’ arranque con una deconstrucción de la pareja viciada es la mejor baza de esta película que, a partir de ahí, se obcecará en un ejercicio insostenible de hurgar y revolver el arco dramático hasta su total implosión. Y si el que lleva el peso sobre los hombros es un acartonado Ben Affleck (va siendo hora de que aceptemos que es mejor director que actor) mientras busca desesperadamente a Amy (que así es como se llama la desaparecida en cuestión) uno no puede evitar preguntarse si lo que estamos viendo no es sino una secuela oscurantista de la genial ‘Persiguiendo a Amy’ (Kevin Smith, 1997), y deseando que ya puestos no hubiera sido mejor poner este despropósito en manos del de New Jersey y que al menos hubiera dotado a la cinta de una irreverencia que le hubiera venido mejor en su resultado.

Porque la pomposidad de la que intenta dotarse a ‘Perdida’, con la “realización invisible” de Fincher (al que incluso se le ha elogiado quedarse visualmente al margen) no hace si no revestir de cine con mayúsculas lo que en realidad es un triste telefilm amarillista repleto de trucos de guión manidos y hasta ridículos en ocasiones. Es más, hasta tal punto ha despistado a la opinión pública la película (a lo mejor era un doble juego de su argumento, ya que estamos) que la mayor polémica que ha levantado es acerca del rol que asume un aplicado Neil Patrick Harris en un papel alejado de su popular papel televisivo y que incluso se ha tildado de un error de casting. Pues si ese es el mayor problema de la película necesitamos un revisionado de ‘Alfred Hitchcok presenta’ a la de ya.

UC (Manu Cabrera).